sábado, 31 de mayo de 2008

Volvió EL HÉROE

No son los años, son los kilómetros. Indiana Jones

El cine de aventuras moderno nació con Indiana Jones. Sus hazañas son legendarias y su nombre es sinónimo de aventura. Por eso no es de extrañar que casi 20 años después de su última cruzada, el público de todo el mundo considere la vuelta a la gran pantalla de Indiana Jones como uno de los acontecimientos del año. Cumplir con las expectativas generadas era una tarea dura incluso para dos grandes como Spielberg y Lucas, y eso que a la inmensa mayoría del público ya nos tenían ganados.
Indy regresa más viejo pero en plena forma y con un objetivo claro: ofrecer todo lo que significa Indiana Jones a los espectadores que han crecido con él, y también presentarlo al público que aún no lo conoce. Algo que sólo era posible respetando por completo su esencia e introduciéndonos de nuevo en un mundo de sobra conocido por todos.
Lo cierto es que la peli en si está muy bien, Spielberg sabe hacer entretenimiento como nadie, rueda las persecuciones, las hostias y toda la parafernalia como nadie, q todo ello vaya por delante. La película ofrece lo que promete, entretenimiento 100%, sentido del humor característico de la saga y situaciones de la misma índole.
Después de las celebradas tres entregas -más la primera y la tercera- al intrépido arqueólogo creado por George Lucas y Steven Spielberg, parece que todavía le quedaban cartuchos que tirar, solo que ha tardado más de la cuenta en hacerlo, pues este Indiana que ahora llega tiene casi la edad de hacer de cascarrabias padre a la manera de Sean Connery. En ello parecen haber pensado al incluir en un casting selecto -con Cate Blanchett, Jim Broadbent, John Hurt y Ray Winstone- al joven Shia Lebeouf.
Así está la cosa: Indy y familia se van a Cuzco en busca de una calavera de cristal con una forma un tanto intrigante que a su vez les conduce a un maravilloso tesoro, mientras les ponen obstáculos unos enemigos que ahora son soviéticos. El malo inteligente le toca esta vez a Cate Blanchett, pero más que nunca este enemigo queda difuminado por una acción que no se para en interesantes detalles, solo en explicaciones -necesarias, por otro lado- de la historia en la que se ven involucrados. Y no es el único caso: otros personajes como el de John Hurt, el de Ray Winstone o el de Karen Allen quedan mermados en el camino hacia el tesoro final: el ansiado oro se queda en plata. A ello se suma la ausencia de esos interesantísimos objetos bíblicos capaces de oponerse a las fuerzas del mal, antes los nazis, ahora estos soviéticos obsesionados con colectivizar hasta la mente. No hay ni Grial, ni Arca de la Alianza, con lo que el enfrentamiento final no llega a ser tan apoteósico por mucho avance de efectos por cortesía de la ILM de Lucas que se haya utilizado -por momentos, ciertamente, más cercano a la videojuego que al séptimo arte.
Me ha gustado y me ha entretenido aunque para mi gusto el final chirría bastante ( si hace 20 años los niños que veíamos las primeras películas de la saga soñábamos con ser arqueólogos, los niños que vean esta cuarta parte soñarán con ser...Iker Jimenez?).

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