martes, 20 de enero de 2009

Todo el mundo muere

Llega un momento en que lo único que es peor que morirse es que te mantengan con vida. Craig Bowron, médico internista.

Impresionante artículo en el Washington Post:

Seamos claros: todo el mundo muere. No hay medicinas que salven vidas, solo medicinas que prolongan vidas. Decir que podemos decidir morir es, en muchas situaciónes, una falsificación de los hechos. Pero los avances médicos han creado al menos la ilusión de la elección. Parece como si la muerte fuera una contraoferta y como si la responsabilidad de elegir fuera ahora nuestra.

En el mundo actual un anciano o su familia deben "elegir", por ejemplo, entre diálisis o muerte o entre una sonda nasogástrica o muerte. Estas pueden ser elecciones fáciles cuando tienes 40 años y estás enfermo; pueden ser agónicas cuando tienes 80 años y los malos días superan a los buenos en una proporción de 2 a 1.

No es difícil identiicar uno de estos casos difíciles en el hospital. Entre los equipos de atención sanitaria - enfermeros, médicos, auxiliares de clínica, fisioterapeutas - hay una sensación palpable de "¿Qué demonios vamos a hacer con este paciente?". Y la pregunta es "con" no "por". Nos abrumamos aplastados por el peso de sentirnos cómplices de la tortura de un paciente, pero la mayor parte de las veces son los enfermeros los que llevan la mayor parte de esa carga, física y emocionalmente. Como un enfermero de una planta de diálisis me dijo una vez "Nos dicen cosas que no dirían a su familia o a sus médicos. Nos dicen 'No quiero tener más diálsis. Estoy harto de esto." Pero no se lo confesarán a nadie más.

"Esta sensación de complot es lo que hace que atender a este tipo de pacientes sea la cosa más dura que hago. Un adjunto me dijo una vez:"me siento como si estuviera participando en algo ilegal". Otro preguntó: "¿Qué fue de aquello de 'primero no dañar'?".

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